20 octubre 2007

Fuentes para el ordenador. Dónde metellas

Después de tanto usar la times o la arial, a algunos nos apetece cambiar el estilo de fuente, o simplemente buscamos personalizar el título de una presentación o el aspecto de un cartel.

Para conseguirlo, una opción muy sencilla y gratificante es emplear un nuevo estilo de fuente nunca visto, o que se salga de lo normal.

Esta entrada está dirigida para el que quiera hacerlo y nunca lo haya hecho. En primer lugar, habrá que encontrar esa fuente que nos llame la atención, lo que haremos mediante google (como siempre), por ejemplo con esta búsqueda, en la que encontramos diversos sitios que nos ofrecen múltiples fuentes de forma gratuita.

Nos moveremos por cualquiera de ellas mediante los menús de categorías o alfabéticamente. Una vez elegida/s, descargamos el archivo, que típicamente estará comprimido con winzip. En principio no hay motivo para preocuparse, ya que las últimas versiones de windows incorporan una aplicación capaz de abrir estos archivos. En caso contrario, podemos usar un programa gratuito y de código libre como 7zip para manejarlo.

Dentro de ese archivo con extensión zip encontraremos el que contiene la propia fuente (de extensión ttf, fon, pfg...) y, generalmente, un texto donde se nos facilitan diversas especificaciones de la misma, como el tema del copyright, en caso de existir. Sólo nos interesa descomprimir el archivo de la fuente, que moveremos a cualquier carpeta que queramos, recordando cuál es. En este punto recomiendo que dicha carpeta sea de fácil acceso ("mis documentos" NO lo es), y si puede ser nada más abrir el disco duro, mejor.

Podemos comprobar cómo es la fuente que acabamos de descargar simplemente haciendo doble click en el archivo, con lo que veremos algo parecido a lo que muestra la imagen inferior.



Cerramos la ventana y nos dirigimos a Mi PC, dentro abrimos la unidad donde esté instalado windows (normalmente C:). Entramos en la carpeta WINDOWS. En caso de no haber tocado nunca esa carpeta, al intentar entrar nos aparecerá un mensaje diciendo que no deberíamos modificarla. A continuación veremos un texto interactivo que, al pinchar, nos mostrará el contenido de la carpeta.

Hecho esto buscamos la carpeta con el nombre Fonts y la abrimos. Veremos las fuentes ya instaladas. Ahora nos dirigimos al menú Archivo y seleccionamos la opción Instalar nueva fuente.... Se abrirá una ventana del explorador donde podremos dirigirnos a la carpeta donde, previamente, hubiéramos guardado el archivo de la fuente.

Como vereis, el mecanismo para buscar la fuente es un tanto antediluviano, y nos será algo más difícil encontrar las carpetas, de ahí la recomendación anterior.

Una vez elegida, nos saldrá la lista en el campo superior de la ventana, nos aseguramos que la etiqueta Copiar fuentes a la carpeta Fonts está señalado y pinchamos en Instalar.

Y listo, la próxima vez que abramos un programa con posibilidades de edición de texto encontraremos nuestra nueva fuente en el listado.

Una cosa a tener en cuenta es que si enviamos un archivo de texto con esa fuente a un tercero que no disponga de ella, no la podrá ver, excepto que a la hora de guardar especifiquemos que adjunte las fuentes (cosa que se puede hacer, por ejemplo, en Power Point). Para evitar que esto ocurra, podemos enviar junto al texto una copia del archivo de la fuente, lo que es un engorro, o bien convertir el texto en imagen, con lo cual se mostrará tal cual lo vemos en nuestro ordenador.

Lo más rápido en programas como Word es sacar un pantallazo (mediante la tecla Imp pant del teclado) y pegarlo en el documento, se recortan los bordes y se ajusta de tamaño.

Otra apreciación, muchas de las fuentes que se encuentran en internet estarán hechas para el inglés, y seguramente no contendrán los caracteres acentuados, en ese caso no queda más remedio que aguantarse, aunque siempre pueden hacerse apaños, bien retocando la imagen o cambiando el tipo de fuente de esa letra.

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